miércoles, 14 de enero de 2009

El cristo de la poesia







1. Quizás son una o dos mas las vidas que pueden ser tildadas apodicticamente de Mártires de la Humanidad, además de Isidore Ducasse, quien en su lastimoso paso por esta yerma y fangosa estepa, donde los mediocres nos revolcamos y le llamamos a eso Estar Vivo, y en la cual casi toda pretensión espiritual no supera la altura de una hierba fatigosa reseca; nos dio, arrancándolo del cenit de su tormento, la belleza, para que podamos, como sentarla en nuestra falda e injuriarla. El Mal (palabra excelente para poner con mayúscula), nunca fue sondeado tan profundamente, y solo el nos muestra todo el alcance de su derecho y las infinitas virtudes y sutilezas de su concepto.
2. A quienes disfrutamos de la poesía de Baudelaire, Rimbaud o Verlaine, nos puede ser duro, pero no menos cierto: estos son unos delicados estetas de media asta, que en su pretendido viaje a los abismos, en sus cantos a Satán, en toda su irreverencia absoluta, no son mas que cortesanos, para quien incluso un Raciné puede ser demasiado desapegado de los cánones de Lo Verdadero, Lo Bello y Lo justo; Lautreamont, o el verdadero descenso, es una prueba irrefutable de ello. Los llamados malditos (esas carmelitas descalzas) no pudieron sino tildar de loco a Ducasse, ya que el les mostraba justamente lo hipócrita de su maldición, lo mentiroso de su critica:- "si todo bien con Satán y los abismos, pero cuidémonos , hay limites que no se pueden pasar". Es efectivamente la diferencia entre quien mira inmundicia desde lo alto, a quien se zambulle en ella, se revuelca y vocifera de alegría al ser uno con ella.
3. ¡tener sexo por varias noches seguidas con un piojo, para parir una prole de pequeñas bestias que se devoren las unas a las otras, que experiencia de infinito tenor filosófico!
4.Deleuze plantea en diferencia y repetición, queriendo salvar a Nietzsche que, si bien, el nunca efecto el eterno retorno, preparo el fundamento, como defecto (el momento en que el eterno retorno es demasiado grande para ser afrontado por Zaratustra); y también la metamorfosis del presente como agente ( el momento en que asume el eterno retorno). El momento de la síntesis del porvenir, único dominio verdadero de lo que vuelve de una vez por todas en el eterno retorno, nuca fue realizado por Nietszche, auque se dice que tenia intenciones de hacerlo y que no pudo por motivos exógenos a él. Más allá de esto, lo que olvida Deleuze es que el eterno retorno, es verdaderamente efectuado y realizado por Maldoror, quien no es mas que lo que vuelve de una vez por todas, único tirar para toda las tiradas (linda dupla son Mallarme y Ducasse). Incluso es el quien se opone verdaderamente a dios y al cogito cartesiano; cuando Zaratustra se limita a dar cuenta de una muerte de Dios, es Maldoror quien lucha a brazo partido cara a cara contra Dios, eternos enemigos de igual fuerza, Dios y Maldoror se temen el uno al otro. Zaratustra es mero contemplador de lo que Maldoror hace, quizás sea necesario... pero lo esencial es que al oponerse a dios se opone al cogito, y el sufrimiento que siente, no es mas que la forma pura y bacía del tiempo, que agrieta su yo y lo desgarra, provocando dicho sufrimiento. En resumidas cuentas, la figura de Maldoror no es mas que el superhombre en persona, mas potente y glorioso de lo que Nietszche pudo pensarlo.
5. Si de noche, en medio de una borrasca les llegara por casualidad un pulpo volador, que de lejos parece un cuervo, escúchenlo, puede tener algo importante que decirles.
6. La tarea sigue siendo: elaborar un plan sesudo y frió, basado en teoremas sólidos, para atacar y destruir a esa fétida inmundicia maliciosa que llamamos humanidad.

1 comentario:

Lukas Rybensen dijo...

Me da curiosidad Lautréamont aunque intuyo que no pueda gustarme más que Baudelaire.
En cuanto a la destrucción de la humanidad, no entiendo exactamente el punto. Pero lejos de cualquier interpretación metafórica creo que se trata de modificar lo negativo y no de destruirla. Por más que esto último nos parezca el mejor camino a la autodestrucción.

Un abrazo