viernes, 5 de junio de 2009

Nuevamente me veo conducido a estos pagos virtuales (o para ser mas fashion 2.0 en fujos descodificados de deseo informatico) por mor de matar el tiempo alpedo. Vamos a comensar justamente donde lo dejamos, es decir en la respuesta a Walter L. Doti:
(la critica hecha por el susodicho Doctor aqui)

Estimado y nunca bien ponderado Walter:

Usted me plantea una serie de preguntas o retos:

1. Determinar qué otro modo universalizable y comunicable me parece una alternativa que sirviera como criterio de demarcación entre el conocimiento legítimo y aquél que no lo es.

2. Justificar, mis afirmaciones sobre la tautológica y la pobreza de la teoría del lenguaje en la lógica.

3. Justificar mis premisas.


A continuación la respuesta:

Aclaración previa: No podemos por la naturaleza misma de lo que afirmamos, dar una especie de conexión que se sustente en alguna identidad que subyace a los conceptos que exponemos (preferiría no llamarlos conceptos, sino mas bien nociones), a la manera en que gato y lince se relacionan en tanto participan de la identidad de lo animal; tampoco podemos conectar a la manera de continente contenido, como se relacionan animal y lince; todavía menos en una relación de causa y efecto; ni pensar en una relación materia-forma; potencia-acto, etc. Solo podemos relacionar nuestras nociones en su diferencia y por su diferencia. Salvando esto trataremos de exponer en mayor profundidad dichas afirmaciones.

1: Creemos que la cuestión debe ser planteada de un modo radicalmente distinto. El problema nos parece más ¿Qué es y que implica un criterio de demarcación universal, que determine lo legitimo y lo ilegitimo? Preferimos plantearlo de esta manera, para no saltearnos una cuestión previa, y quizás, mas fundamental: antes de establecer un principio, debemos preguntarnos que es un principio y si es verdaderamente necesario.

En efecto, la raíz etimológica de criterio, que es la misma evidentemente que la de critica, es κρίνειν, que significa separar, discernir, juzgar, discriminar, etc.; por su parte demarcación significa fijar limites. Ambos evidentemente se complementan, es preciso dividir en partes, para fijar los límites que le dan a cada parte su lugar correspondiente. Pero ¿Qué entidad seria capaz de hacer esta operación, mas aun cuando se trata de separar y poner un límite entre lo legitimo y lo ilegitimo? Pensamos, que una acción de establecer limites entre lo separado, no puede darse según la naturaleza de lo separado. En efecto si pensáramos que lo legitimo se determina a si mismo como legitimo, no habría necesidad de establecer criterios de demarcación, puesto que los objetos que se presentasen, tanto a nuestro entendimiento, como a nuestra sensibilidad, se presentarían inmediatamente (es decir sin necesidad de mediación por parte de criterios) como legítimos o ilegítimos. Sin embargo nuestra experiencia nos muestra que los objetos se presentan sin mas, y que solo es a posteriori que se determinan con arreglo a su determinabilidad. Toda determinación de legitimidad o ilegitimidad es siempre efectuada por una mediación (la del criterio de demarcación). Pero falta en esto un elemento, ¿Qué es lo que puede ser legitimo e ilegitimo? A saber, no lo que se presenta, digamos, por ejemplo a la experiencia, ya que este es sin mas, ni legitimo ni ilegitimo. Entonces la legitimidad debe buscarse en otra parte. Creemos que la legitimidad se gesta en la atribución de una cualidad a un sujeto. En efecto, a un sujeto cualquiera, le son atribuibles todos los predicados posibles, pero solo algunos de ellos conforme a la naturaleza de este son legítimos o ilegítimos. Desde este aspecto el criterio de demarcación es el que fija los limites cualitativos de un sujeto. ¿y que propiedad tendría que tener este criterio para poder decidir sobre la cualidad de un sujeto?. Debería ser no otra cosa que cualidad pura. Pero es la cualidad un agente de diferenciación, ya que solo se puede cualificar algo en tanto se lo diferencia de un fondo indiferenciado, en tanto se le da su nota de particularidad capaz de hacer que el intelecto no lo confunda, no lo tome conjuntamente con otra cosa, esto es patente hasta en el concepto aristotélico de definición (fondo común como genero próximo, nota particular diferenciante como diferencia especifica), o en la famosa frase de Spinoza “ominis determinatio est negatio”. Ahora bien, si establecemos que lo único que puede decidir si un sujeto x posee una cualidad y es solamente Y puro, testificando si hay algo de x dentro suyo, es decir si y, en tanto es atribuible a x, es una copia de Y; la cualidad pura (unico criterio posible) no seria sino pura diferencia. Pero si el agente diferenciante es diferencia pura no podría actuar justamente como tal, ya que se diferenciaría de si mismo (siendo pura, la diferencia no tendría otro objeto de diferenciación que si misma), con lo cual ya tendríamos dos cualidades acordes a esa diferenciación y así ad infinitum. Para tener una cualidad es necesario encausar esa diferencia pura que es la pura cualidad, en una identidad que la posea, en un ser que sea solo esa cualidad. Es cierto que hay cualidades distintas (multiplicidad de cualidades) pero cada una puede ser una cualidad en base a esta identidad que la posee. Por lo tanto tenemos que el criterio de demarcación es esta identidad de la cualidad. Esto no es nada nuevo, la filosofía desde hace largo tiempo conoce que el único justo es la Justicia, que el único bueno es el Bien, etc. Esta identidad de la cualidad, la cualidad que solo es tal, funciona como modelo, con respecto a los sujetos a los que pretende atribuirse. Así es que para que un sujeto sea justo, debe adecuarse a la justicia, debe participar de ella.

Así tenemos todo el modelo platónico de la representación desplegado, con todos sus engranajes: Lo Mismo como modelo y poseedor en primer grado, los participantes como poseedores en segundo grado con arreglo a su adecuación al modelo, la cualidad como el objeto de aspiración, que es dado si el participante es bien fundado. Pero en el mejor de los casos la cualidad se re-presenta en el participante, pues solo se presenta en lo Mismo. Lo mismo mide si a un participante le va o no una cualidad en la medida en que este se adecua o no a el. Reparte y organiza, según un principio o fundamento solidó.

Vemos entonces que a todo proceso de demarcación, le subyace un modelo de representación. Pero todo esto se funda en una inconsistencia fundamental. En efecto, como vimos, la pura cualidad es pura diferencia (y reto al que piense que esto es falso a dar una definición de cualidad que no se base en la diferencia), pero para que sirva como modelo, se le debe aplicar una identidad, pero esta identidad es totalmente ajena a la naturaleza de la diferencia, y hasta opuesta a ella. En efecto la diferencia en si misma, se diferencia al infinito, puesto que al ser pura no posee otra cosa con la cual diferenciarse, que si misma. La paradoja de la legitimidad, es que para fundar lo legitimo, debe basarse en una ilegitimidad: atribuir una identidad a lo que por naturaleza se sustrae de ella. Hay una ilegitimidad fundante (darle una identidad a la diferencia) en el fondo de todo criterio de demarcación que nos permite discernir lo legitimo de lo ilegitimo.

2. La lógica proposicional, es una tautología por el simple hecho de que no dice nada que ya no se aya dicho. Por lo tanto repite siempre lo Mismo. Por procedimientos estrictamente lógicos, no se puede sumar una verdad a las ya contenidas, por la simple razón de que lo que se concluye debe estar contenido en las premisas, por lo tanto es en esencia ya sabido, lo cual no es nada nuevo, como usted ya sabrá al haber leído el Novum Organom. Esta condenada a repetir lo que ya sabe expresándolo de distintas maneras (si cambiamos sabe por piensa, tenemos una conjugación en tercera persona de la definición de tautología de la real academia española)

En un sentido mas profundo, es tautología, porque no puede salirse de los limites de la representación, como ya lo vimos, por lo que esta condenada a decir siempre lo Mismo y nunca alcanzar la diferencia en si misma.

Por otra parte, se sustenta en una teoría pobre del lenguaje, porque nunca puede dar cuenta de este sino en la forma de la proposición. El campo de la proposición se agota dentro de los límites de la designación (la relación de la proposición con un estado de las cosas exterior), la manifestación (la relación de la proposición con un sujeto) y la significación (relación de la proposición con los conceptos generales o universales). La dimensión que se escapa esencialmente a la proposición, es la de la expresión: lo expresado en una proposición solo puede ser objeto de otra proposición. Así tenemos una cadena al infinito, por la cual concluimos que lo expresado se escapa a la proposición. Lo expresado es el sentido. La dimensión del sentido es inaccesible a la proposición.

Incluso mas allá de la importancia constitutiva del sentido en el lenguaje, el hecho de que la lógica no lo pueda considerar, ya la hace pobre e incompleta.

3. a) La acusación sobre mi supuesto platonismo absolutamente infundada. Y pregunto ¿Por qué no me acusa de kantiano o hegeliano, si ambos poseen una teoría de la Idea?. Por otra parte la Idea como es pensada aquí es exactamente una multiplicidad, o mejor un conjunto de relaciones diferenciales reciproca y completamente determinadas, definición que vale para ambas. Por otra parte es todavía mas divertido el hecho de que estrictamente la multiplicidad solo es Ideal y la Idea solo es multiplicidad. La Idea a la que me refiero es aquella que Deleuze determina en el capitulo “la síntesis ideal de la diferencia” en “diferencia y repetición”.

De hecho, no veo razón para creer campos mas allá del ideal y del empírico (o con mas rigor, del virtual y el actual) aunque estos posean niveles o grados diferentes. Quizás la confusión se de por el hecho de que lo que determinamos como empírico, no es solamente lo que se percibe mediante los sentidos, sino mas bien, la imagen del pensamiento que calca las categorías de lo trascendental de este. Decimos que lo empírico debe pensarse mas bien como modelo que como cosa, y que en última instancia, el ejercicio percipiente de las facultades solo puede darse por medio de este “modelo empírico”. El modelo empírico es el a priori de la percepción objetiva, pero también del pensamiento subjetivo articulado en un Yo. Proponga usted que otros campos existen, que no sea estos.

b) Lo que se sustrae a lo empírico, es justamente el ser de lo empírico. Por ejemplo: no podríamos decir que la categoría kantiana de tiempo es un ser temporal, pero sin embargo es el ser de lo temporal, aquello por lo que lo temporal es. No queda nada porque como usted determino muy bien la metafísica como el ejercicio trascendente que atañe al ser de las cosas (y no a las cosas como tales), y al ser por el cual son las cosas. Simplemente si la idea es lo único que se sustrae a lo empírico y a la vez el ser de lo empírico, la metafísica no deja ningún campo sin explorar (ya analiza el ser de lo empírico al analizar lo único que se sustrae de él, por lo tanto la totalidad de lo existente)

c) ¿Como es que se desprende de b)? allí solo señala algo sobre la metafísica y su alcance, ¿que tiene que ver en esto el pobre Heidegger y su “olvido del ser”? Por otra parte usted esta confundiendo lo que este ultimo grandioso concepto es, no una confusión o un olvido por parte de los pensadores metafísicos, sino una determinación ontologica en la relación del dasain con el Ser. El ser no es olvidado por que los hombres lo olviden, sino que con arreglo a su historicidad, el ser se presenta al dasein como olvidado. Creo que debería leer a Heidegger antes de usar sus conceptos. La ontoteología según creo solo se aplica a periodos ya muertos de la filosofía, es decir al mundo griego, al medieval y al moderno. Es en última instancia metafísica de la presencia (desde Platón) y metafísica de la subjetividad (desde Descartes). El problema es que, como es archiconocido hoy Dios a muerto y con él el sujeto (hypokéimenon) en sus dos vertientes como ousia (sentido griego aristotélico de la metafísica de la presencia) y como cogitatio (sentido cartesiano de la garantía de las representaciones), esto significa que por mas que nos esforcemos que le cantemos himnos y loas a Dios y a la subjetividad, no podríamos ser ontoteologicos, pues el horizonte de comprensión del ser que nos ampara es el de la muerte de la subjetividad (aunque sea provisionalmente y las filosofías de Zizek y Badiou sean preanuncios del retorno del Sujeto).

d) La Idea es una estructura porque esta compuesta por elementos diferenciales recíprocamente determinados, que, no pueden existir por fura de su interrelación; y a su vez, presenta una selección de puntos singulares que subsumen en series a los puntos ordinarios. Por lo tanto presenta dos elementos constitutivos de una estructura: elementos interrelacionados y distinción de elementos por niveles. Los puntos singulares podrían ser pensados, más o menos exactamente, como las cadenas significantes de Lacan, donde un elemento significante determina una serie, pero estrictamente una serie organizada por un elemento singular no es una relación significante, sino de determinación completa.

e) En la medida en que la Idea es una estructura y la estructura es solo analizable por una disciplina que la tome por objeto de estudio (que con razón podría llamarse estructuralismo)






miércoles, 18 de febrero de 2009

De los problemas, las preguntas, las respuestas y las demostraciones

¿Las preguntas acaso merecen ser demostradas? En este punto es evidente que no, el preguntar, es anterior al demostrar, pero también, las preguntas, en su propio ser son de una naturaleza muy distinta que las demostraciones. Por línea general, ateniéndose al buen sentido y el sentido común ("todos saben que","como es de esperarse", etc) se cree que el saber, culmina cuando se puede demostrar las respuestas a las preguntas planteadas. Según este razonamiento, que todos conocemos, me pregunto "¿de que color será la bicicleta del vecino?", planteo la hipótesis "creo que es roja" miro al vecino en bicicleta y veo que es roja, entonces pienso "mi proposición era verdadera, tengo la respuesta a la pregunta que me he planteado, por lo tanto esta ya no tiene sentido". Es muy fácil ver, también, como todos sabemos, que una respuesta puede ser más o menos verdadera, según la pregunta que nos planteemos; en efecto, el que bien pregunta, obtiene la buena respuesta. Pero en todo estos ordenes hay algo de ridículo, de simple y entupido, por una parte, pensar que la verdad esta del lado de las demostraciones, por la otra concebir la pregunta según un no-saber ("yo no se, por eso pregunto"). Según este esquema, se parte de un no saber absoluto (la pregunta), se pasa a un saber especular (la hipótesis) y se llega a un saber completo (la demostración). Se piensa también, que el saber "esta ahí afuera", es decir, que la demostración preexiste en una realidad objetiva por fuera de la pregunta. En suma, se piensan tantas cosas que cuando digo “yo se”, mi se es Se; o mejor, cuando digo "yo se" es el se el que me sabe.
Como ya expusimos, las respuestas son de un espesor ontológico casi impenetrable, es en el preguntar, que bullen los entes, que devienen larvas espaciotemporales, para ser finalmente actuales; las preguntas siempre son del Ser, es el mismo Ser el que es esencialmente problemático, y los entes son sus soluciones locales, y parciales, que se funden en el inmenso flujo virtual del Ser que las reapropia constantemente. Las respuestas, no son otra cosa que el testimonio de que una pregunta nunca puede ser respuesta, porque es siempre ontológica.
Heidegger siempre insitito en la importancia de la pregunta que interroga por el Ser, sin embargo nunca le dio respuesta, porque al Ser, solo se lo aprehende en tanto problemático. El trancito de lo ontico a lo ontológico, esta en dejar de concebir la esencia y verdad del Ser en forma de respuestas, que siempre lo identifican con la sumatoria o la esencia de los entes (o sea las respuestas); y pasar a un pensamiento de lo problemático, que sea correlativo al problematizar del Ser, y en el limite que se funda con él. Devenir la potencia imperativa, la afirmación plana del azar en la pregunta, es lo único a lo cual se puede llamar pensar. Pensar, la imposibilidad de poder pensar, llegar al Ser que es desde esta perspectiva su propio retiro, su propio ocultamiento en sus respuestas (=entes). Pensar lo único que "da que pensar", lo que no puede no ser sino pensado, lo que debe con urgencia ser pensado, y sin embargo, no puede ser pensado.

En suma, como respuesta a Walter L. Doti: NO hay demostración porque esta solo explica en verdad, una porción muy limitada y poco importante del ser y se diferencia por naturaleza del preguntar; demostrar seria una traición a lo antes expuesto, y si hay un porque si detrás de todo esto, es un ¿por que si? como afirmación pura de la positividad del preguntar. Si su buena voluntad de pensar, no le deja salir de los esquemas de las demostraciones lógicas y científicas, verdaderamente, lo sentimos por usted, pero sepa que el buen sentido esta de su lado; que esta del lado de los demasiados. Si usted puede decir "yo se", "yo demuestro lo que digo", etc; nosotros no podemos decir sino “¿¡(no) se!? O ¿¡(no) al se!?”

domingo, 8 de febrero de 2009

Hay algo fundamental en la pregunta por el ser. No es que se espere alguna respuesta, ésta siempre esta por venir (o porvenir); solo es que se h-abre el espacio coextencibo para que el ser de lo preguntado emerja por su propia apertura o ?-ser. La ontología atañe a lo que se abre en el preguntar, mas a lo que se responda. En todo caso la respuesta es una creación de la pregunta, Deleuze marco muy bien esta preeminencia de los problemas, que nunca pueden ser confundidos con un estadio transitorio de no-saber. El único saber verdadero es el ?-saber. El preguntar y problematizar son constitutivos de la Idea. La Idea es lo problemático puro

Proposición: La única ontología capaz de preguntar verdaderamente por el ser, es la metafísica estructuralista
Demostración: En efecto, si es en la Idea donde brota el preguntar y problematizar, y solo una metafísica puede dar cuentas de una Idea, siendo ésta en su preguntar y problematizar, una estructura genética de Una multiplicidad: el estructuralismo metafísico es el único capaz de pensar la idea en su preguntar y problematizar; perspectiva única para pensar el Ser (o el devenir-igual del Ser y el pensamiento)
La idea es metafísica en dos aspectos:
1. En su carácter histórico, brota al pensamiento junto con ésta y es inseparable del desarrollo de los grandes metafísicos.
2. En su sentidoliteral, en tanto y en cuanto estemos de acuerdo con que, en el pensamiento representativo, o de imagen, se calca las categorías trascendentales de lo empírico.

Esto es lo que nos muestra en forma ejemplar y única corto póstumo de Isidore Isou, Toute la mémoire du monde, donde utiliza el disociamiento entre imagen y sonido como superficie universal de diferencia, donde acontecen singularidades-preguntas, que como tiradas de dados (imperativos del azar). Estos elementos singulares son justamente la serie heterogenia de tomas aparentemente arbitrarias, pero que participan de una coherencia fundamental, que muestra la obra como Idea.

Les dejo el link del corto aqui

lunes, 26 de enero de 2009

En la introducción al ser y la nada, Sartre plantea como ventajosa la supresión de los dualismos metafísicos por el monismo del fenómeno. Es en esta línea que brota el problema de la presencia, ya liberta de su metafísica oposición a la esencia; pero surge inmediatamente en el camino sartreano un nuevo dualismo, el cual se fundamenta en un razonamiento simple: a saber, que lo que se presenta, se presenta a algo distinto de lo presentado. Estamos presenciando así, el nacimiento de la conciencia, la única capaz de dar cuenta de lo que se presenta, de fundar el ser de lo que se presenta. Este dualismo primogénito, deviene en el decurso de la obra, en una vuelta al cogito. Sabida es la influencia que tiene el cartesianismo sobre Sartre en el primer momento de su formación. Incluso Husserl, su principal mentor teórico, es un cartesiano declarado. Pero el problema de "volver al cogito", auque este sea, a esta altura, una construcción ontológica mas depurada, esto es, la conciencia no tetica (de) sí, es el sustrato de los conceptos mas importantes del autor. Es que, si lo que se le recrimina al cogito es constituir una instancia trascendental como polo de pura subjetividad; si pensamos el sistema ontológico de Sartre como estructura, es difícil no afirmar que, el lugar de esta instancia trascendental, la viene a ocupar la conciencia inmediata y no tetica (de) si. Lo que queremos decir es que dicha conciencia no es mas que la "cuenta por uno", la síntesis de todas las conciencias de objetos, y aunque es la conciencia de si de algún modo inmanente a las conciencias trascendentes (en el sentido fenomenológico de trascendencia), no deja por ello de ser el fundamento de la unidad. En suma la operación de Sartre sobre el cogito versa sobre la posibilidad de que el fundamento de la identidad sea a la vez, inmanente, contemporáneo y de igual naturaleza que la multiplicidad de las conciencias. Estas son las tres características esenciales del cogito sartreano. Pero nos resta una cualidad esencial, esta instancia unitaria, no es diferenciable de la conciencia de lo en-si. O mejor, esta conciencia no tetica (de) si, se diferencia de algo que, no se diferencia de ella. Se nota de esta manera, como a la identidad del para-si la constituye una diferencia que la antecedería, pero que para bien o para mal (quizás mas para bien) , terminaría volviendo a la identidad por vía de la negatividad y de la nada en la que esta se funda. Cuando Sartre define al para-si como el ser que "es lo que no es, y no es lo que es", ya esta pensando esa falta de identidad como falta de ser y eso lo lleva a pensar una forma derivada de identidad, anclada en la nada y basada en la proposición de Spinosa. "ominis determinatio est negatio". Pero todo se complica con el hecho de que la determinación como negación, necesita, por lo menos, la identidad de un ser que sea lo Mismo a priori, para diferenciarse. Pero esto se da, no ya en la relación conciencia-autoconciencia, sino en la relación que guardan la conciencia con lo en-si.
Se forma en Sartre una disputa, o tensión interna, entre la diferencia de las conciencias y la negación de la conciencia para con lo en-si. Porque cada una de estas relaciones posee un modo de ser particular, y el para-sí, al ser un modo de ser, solo puede poseer uno de ellos. El ganador: la negatividad; el jugador decisivo: el tiempo. Con el advenimiento del tiempo estático o ék-statico es que se le posibilita a la identidad ser de una vez para todo el para-si; esto es ser un basamento unitario para la negatividad: el para-si es al mismo tiempo, su pasado a la saga, su presente nihilador, y su futuro proyectado. El ek-stasis temporal es la forma que adquiere la identidad cuando esta no se fundamenta en la positividad de una ser.
Pero nos hemos ido del problema que pretendíamos presentar: ¿es posible pensar la presentación, sin un algo a lo que se presente? ¿Pensar una presentación pura y bacía que no se presente a nadie? Este problema quizás nos exceda pero trataremos acercárnoslo. Quizás una presentación fallida podría ser el ejemplo que buscamos. Pensemos lo siguiente: en una relación cognoscitiva, ¿que tipo de relaciones se darían si fuera el sujeto el que se presentara ante el objeto?. Aquí el sujeto seria el presentado, pero el objeto por su naturaleza en si, no podría percibirlo. Tendríamos una presentación imperceptible. Esta presentación se resumiría entonces a su propia afirmación pura, y mas precisamente a su afirmación en algo (lo en si). Pero si esta afirmación, casi como una voluntad de afirmar, se pensara desde el punto de vista de este en-si, tendríamos desde su total indiferencia, el hecho de que efectivamente no existiría. Sería entonces una mera insistencia de su presencia, que no alcanzaría la dignidad de existir, y, como un fantasma, pura potencia de existencia, sin, sin embargo, existir. Esto nos permite pensar la posibilidad de que un ser pueda no ser, sin ser nada; o sea, el hecho de que pueda haber una instancia distinta que el ser y la nada.

miércoles, 14 de enero de 2009

El cristo de la poesia







1. Quizás son una o dos mas las vidas que pueden ser tildadas apodicticamente de Mártires de la Humanidad, además de Isidore Ducasse, quien en su lastimoso paso por esta yerma y fangosa estepa, donde los mediocres nos revolcamos y le llamamos a eso Estar Vivo, y en la cual casi toda pretensión espiritual no supera la altura de una hierba fatigosa reseca; nos dio, arrancándolo del cenit de su tormento, la belleza, para que podamos, como sentarla en nuestra falda e injuriarla. El Mal (palabra excelente para poner con mayúscula), nunca fue sondeado tan profundamente, y solo el nos muestra todo el alcance de su derecho y las infinitas virtudes y sutilezas de su concepto.
2. A quienes disfrutamos de la poesía de Baudelaire, Rimbaud o Verlaine, nos puede ser duro, pero no menos cierto: estos son unos delicados estetas de media asta, que en su pretendido viaje a los abismos, en sus cantos a Satán, en toda su irreverencia absoluta, no son mas que cortesanos, para quien incluso un Raciné puede ser demasiado desapegado de los cánones de Lo Verdadero, Lo Bello y Lo justo; Lautreamont, o el verdadero descenso, es una prueba irrefutable de ello. Los llamados malditos (esas carmelitas descalzas) no pudieron sino tildar de loco a Ducasse, ya que el les mostraba justamente lo hipócrita de su maldición, lo mentiroso de su critica:- "si todo bien con Satán y los abismos, pero cuidémonos , hay limites que no se pueden pasar". Es efectivamente la diferencia entre quien mira inmundicia desde lo alto, a quien se zambulle en ella, se revuelca y vocifera de alegría al ser uno con ella.
3. ¡tener sexo por varias noches seguidas con un piojo, para parir una prole de pequeñas bestias que se devoren las unas a las otras, que experiencia de infinito tenor filosófico!
4.Deleuze plantea en diferencia y repetición, queriendo salvar a Nietzsche que, si bien, el nunca efecto el eterno retorno, preparo el fundamento, como defecto (el momento en que el eterno retorno es demasiado grande para ser afrontado por Zaratustra); y también la metamorfosis del presente como agente ( el momento en que asume el eterno retorno). El momento de la síntesis del porvenir, único dominio verdadero de lo que vuelve de una vez por todas en el eterno retorno, nuca fue realizado por Nietszche, auque se dice que tenia intenciones de hacerlo y que no pudo por motivos exógenos a él. Más allá de esto, lo que olvida Deleuze es que el eterno retorno, es verdaderamente efectuado y realizado por Maldoror, quien no es mas que lo que vuelve de una vez por todas, único tirar para toda las tiradas (linda dupla son Mallarme y Ducasse). Incluso es el quien se opone verdaderamente a dios y al cogito cartesiano; cuando Zaratustra se limita a dar cuenta de una muerte de Dios, es Maldoror quien lucha a brazo partido cara a cara contra Dios, eternos enemigos de igual fuerza, Dios y Maldoror se temen el uno al otro. Zaratustra es mero contemplador de lo que Maldoror hace, quizás sea necesario... pero lo esencial es que al oponerse a dios se opone al cogito, y el sufrimiento que siente, no es mas que la forma pura y bacía del tiempo, que agrieta su yo y lo desgarra, provocando dicho sufrimiento. En resumidas cuentas, la figura de Maldoror no es mas que el superhombre en persona, mas potente y glorioso de lo que Nietszche pudo pensarlo.
5. Si de noche, en medio de una borrasca les llegara por casualidad un pulpo volador, que de lejos parece un cuervo, escúchenlo, puede tener algo importante que decirles.
6. La tarea sigue siendo: elaborar un plan sesudo y frió, basado en teoremas sólidos, para atacar y destruir a esa fétida inmundicia maliciosa que llamamos humanidad.

jueves, 1 de enero de 2009

kant y el sujeto


¿Que es esencialmente lo que Kant toma de Hume? La posibilidad de un campo de experiencia que se sitúa entre el objeto y el sujeto, y la posibilidad de que este ultimo no sea sino un apéndice de este campo. En efecto, si algo diferencia al cartesianismo del empirismo es la concepción de sujeto; el cogito cartesiano es el sujeto activo y trascendente por antonomasia, del cual será heredero el sujeto trascendental hursserliano y el para-si sartreano. Lo esencial en este sujeto, es que es el principio y fundamento de la determinación, como actividad de determinación, tanto de su mismo ser indeterminado como del ser exterior. El cogito, como actividad fundante determina esencialmente la res; no la funda en su ser, pero la determina a ser res cogitans. De esta manera tenemos un sujeto que es acción de fundación como determinación. Por otra parte esta misma determinación es la que funda al objeto, el sujeto es esa autotracendencia, que lo arroja fuera de si al objeto. en descartes, será necesario dios, pero esto no cambia nada, pues dios no es mas que el sujeto absoluto, el sujeto que se funda a si mismo, pero no como determinación sobre un ser indeterminado, sino como creatio ex nihilo. De todas maneras la determinación de la cosa es siempre extrínseca a esta, y le viene de un sujeto, sea este perfecto (dios) o imperfecto (el hombre), siendo este sujeto una determinación previa. Fundar un sujeto, como determinación de lo indeterminado, para que este funde un objeto, como exterioridad determinable distinta de el; esta es la operación del cogito.
Todo el problema de la critica de la razón pura podría pensarse según esta perspectiva. Entendemos que el problema aquí, según lo determina el famoso giro coperniquiano, es pensar como el sujeto determina un campo de experiencia propio (el campo de la experiencia posible) distinto al ser de la cosa (el noumeno) que permanece incognoscible. De tal forma, la tarea será constar los principios trascendentales (apriorísticos) que determinan este campo, y como se articulan a diversos niveles. Este conocimiento trascendental, en ultima instancia seria el conocimiento de las determinaciones a priori que ejerce el sujeto al objeto, en tanto el primero funda al segundo como campo de la experiencia posible para el. Kant es entonces heredero del cogito cartesiano. Creemos que esto es mentira.
El empirismo propone un sujeto que no es determinación activa, sino contemplación pasiva de la determinación. En el sujeto humeano no hay actividad determinante, sino que las determinaciones puras son contraídas, formando series, que no son mas que los hábitos. Es por habito que dada una serie del tipo AB,AB,AB,AB,A.... podemos inferir que luego de A vendrá B. La contracción del habito no es mas que la síntesis imaginaria de todos los casos repetidos en un sujeto que contempla. Resaltamos "en" porque este refiere, al carácter pasivo, a que la síntesis se hace dentro del sujeto pero no por el sujeto. Todo el problema de estas síntesis pasivas y su esencial relación con el presente vivo en el tiempo la aborda Deleuze en el capitulo "La diferencia para-si" en "Diferencia y repetición", pero no es el problema que nos incube. Lo esencial de esto es que en Hume, el sujeto no funda la determinación, es a posteriori y posee una función accesoria, es una función mas de un campo que no funda.
El error a la hora de pensar el problema de la critica, que lo trascendental es esencialmente propiedad de un sujeto. ¿Que pasaría si, pensáramos el campo de la experiencia posible como un campo a-subjetivo y autónomo? Se dirá que Kant resuelve el problema de atar todas las proposiciones a un "yo pienso", pero se yerra si se cree que este yo pienso es o remite a un sujeto trascendental unitario. Todas las proposiciones deben estar acompañadas por el yo pienso, pero este yo pienso es distinto para cada proposición, es un elemento accesorio a esta, y no un principio de unidad trascendente; cada proposición entonces tiene su propio yo. Este yo no es mas que el elemento sintético, que asegura la síntesis de una categoría, puesto que todas las categorías son una relación entre elementos distintos, no solo las de relación ( por ejemplo la realidad, es una síntesis necesaria de la posibilidad con el hecho, como elementos distintos). Así vemos que el sujeto, como yo no es mas que un elemento accesorio de síntesis, un lugar en el cual se realiza esta síntesis. Se funda pues un plano donde la determinación no parte de un sujeto, sino que parte de una afirmación pura de multiplicidades bajo ciertas condiciones trascendentales. Los principios trascendentes, son solo los limites, que marcan los parámetros bajo los cuales deben afirmarse estas multiplicidades. Son las reglas de juego. El yo no opera en primer lugar síntesis alguna sobre la multiplicidad de la determinación, sino sobre una parte ya accesoria de lo trascendental. Como fundamento de las categorías, el yo es solo el principio de síntesis de los elementos que las constituyen. Estos son elementos abstractos, que tampoco determinan al múltiple bruto de la presentación, sino que también lo enmarcan y delimitan externamente. La determinación cualitativa intrínseca nunca le escapa a este primer elemento de la presentación. Lo que viene a hacer la trascendencia, es mas bien, acomodarlo, articularlo, distribuirlo, según sus paramentos, pero nunca cambia nada de su determinación cualitativa intrínseca. Lo trascendente, en definitiva es como el habito en Hume; B es B, independientemente de que este después de A.
Lo que mas nos interesa es que así se habré la posibilidad de pensar un campo mas allá del objeto pero mas acá del sujeto de la determinación. Cuales sean las posibilidades ontologicas de este campo, ya es un problema que excede el que nos planteamos.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Correspondencias: ontología, poesía y política










Uno de los meritos fundamentales de Deleuze, consiste en haber condensado en un mismo ejercicio ontología y política (Deleuze no Nietzsche, este no hace ontología). Veamos el siguiente fragmento de “diferencia y repetición”:

¿Qué es lo que se explica aquí, mas allá del concepto de univocidad expuesto en el texto anterior (caso-Deleuze)? A mi parecer, aquí se expone el momento fundamental, donde la actividad ontologia, esto es precisar al ser en tanto ser, a la univocidad como tal (recordemos que para el “nunca hubo mas que una proposición ontologica: el Ser es univoco”), deviene necesariamente político. ¿Qué entendemos por politico? Aquí, daremos una definición muy simple, lo político es el conjunto de determinaciones que constituyen el espacio donde se desplegara la vida. Esto significa que, la política es esencialmente política de los limites, en el doble sentido de limite, de hecho (los cercados de los campos, los limites nacionales, las propiedades, etc) y de derecho (limites conceptuales, cercado de ideas, limites de la razón, etc).
Volvamos al fragmento, la idea central es que, para que la univocidad del ser se muestre en todo su esplendor, es necesario el eterno retorno, como proceso de selección y afirmación, selección de aquello que traspasa los limites de lo grande y lo pequeño. Este pasar el limite, no es mas que la Hybris, la diferencia individuante que surca la univocidad del ser en toda su extencion como grados intensivos de esta. Entonces este procedimiento ontologico del eterno retorno, no es mas que una ruptura y reasignación de limites, pues la Hybris es el limite, como máximo o maximización de la intensidad o potencialidad, es el limite desplazado-desplazante, limite en constante ampliación.

Ya es evidente la identificación; para lograr la ontología del ser univoco es necesario la política de los limites. La filosofía tradicional, puede pensar una metafísica y una política, solo porque a operado una política de los limites, que precede y funda a estas dos. Y justamente lo que se funda es la fundamental diyuncion de el pensar y el actuar, basamento insoslayable para conceptualizar a la política y la metafísica separadas; el pensamiento así determinado, no puede sino pensar, en el mejor de los casos una relación de determinavilidad de una hacia otra (como lo hace Lukacs, en el sentido en el que piensa el pensar como residuo, como excremento del actuar). Si el corte se ha hecho, es para mantener a las identidades quietas, sedentarias, en agenciamientos ya diseñados, que pueden llamarse conceptos, o mas precisamente categorías. La potencia de afirmación del simulacro, no es mas que preferir el disfraz a lo que disfraza, seguir las actuaciones infinitas (actuar como un trasio, que actúa ser un hoplita, que actúa ser su lanza, que actúa los halitos de las cavernas….), gustar del devenir puro, mas precisamente del devenir Monstruo, del romper los linajes y repetir siempre lo Mismo. Pues la filosofía de Deleuze nunca significo otra cosa que reivindicar la dignidad del monstruo.
Volviendo al caso, la identidad entre ontología y política la llamaremos arte de los limites. Este arte, podría llamarse también pensamiento, si sustrayéndonos del pensamiento categórico, asintimos que pensar no es más que la Hybris, algo que se hace con todo el ser, en su esencial arrastre, ¡exacto! Pensar: arrastrar al ser, en el devenir forzado, hasta que, cuando por fin todo se diga en único y mismo sentido, lograr la identidad entre pensamiento y ser.

Por eso el arte de los limites, actúa políticamente, como teatro de la crueldad:







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pensé entoz en un teatro de la
Crueldad que dance y vocifere
Para
abortar viseras
Y terminar con todos los microbios
Y en la anatomía sin
fisuras del hombre
Donde todo lo que está resquebrajado se aborto
Hacer
que reine la salud sin dios.





Pero también pasivamente, en tanto que es el esenciar abrirse a la univocidad del ser:

Stable trésor, temple simple à Minerve,
Masse de calme, et visible réserve,
Eau sourcilleuse, Oeil qui gardes en toi
Tant de sommeil sous une voile de flamme,
O mon silence! . . . Édifice dans l'ame,
Mais comble d'or aux mille tuiles, Toit!

Temple du Temps, qu'un seul soupir résume,
À ce point pur je monte et m'accoutume,
Tout entouré de mon regard marin;



Et comme aux dieux mon offrande suprême,
La scintillation sereine sème
Sur l'altitude un dédain souverain.








En un comentario en http://filosofiadeladucha.blogspot.com/ decíamos: el dilema es el siguiente: Si queremos que algo Acontezca deberíamos entregarnos al silencio, o al ser en tanto tal (que es mas o menos lo mismo), pero si queremos hacer surgir algo debemos hablar hasta agotar todo lo decible, como decía Pindalo "¡Oh alma mía!, no aspires a la vida inmortal, pero agota toda la extensión de lo posible". Ahora nos parece este un falso dilema, pues el arte de los limites como pensamiento (condensación de la maquina-Artaud con la maquina-Mallarme, o a mi gusto, la maquina-Valery), no es sino la labor activa-destructiva/pasiva-receptiva del pensar como indentico al ser univoco.






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1. Los fragmentos citados son de "pour en finir avec le jugement de dieu" y "Le cimetière marin" en ese orden.



2. Me disculpo por presentarles el fragmento del poema de artaud en castellano, pero no lo tengo bilingue.



3. El problema de Nietszche y su aporte o no a la filosofia en general y a la de Deleuze en particular, sera tratado mas adelante.